Libros Psicoanalíticos

INFORMACION INSTITUCIONAL
sábado, 6 de diciembre de 2008
martes, 21 de octubre de 2008
Acerca del deseo y su interpretación
Eduardo Albornoz
Comentario del Seminario VI de J. Lacan
(Charla dictada en SABA el 22/8/94)
I - Presentación
Buenas noches. Les voy a hacer un comentario sobre el seminario VI. El Seminario VI se dicta en 1958 y tiene como antecesor al Seminario de las Formaciones del Inconsciente y como sucesor al Seminario sobre la Ética del Psicoanálisis. Este es un Seminario que Lacan dicta en la misma época que él escribe su artículo sobre "La Dirección de la Cura y los Principios de su Poder". Me interesa resaltar esto, porque justamente "La Dirección de la Cura" es un texto que nos permite individualizar los interlocutores que tiene Lacan en este momento, algo que a veces no resulta explícito en el mismo seminario.
Él está discutiendo, por un lado, con los psicólogos del Yo, con Ana Freud, con Lowenstein, con Glover; sobre todo con Nacht. Es muy interesante porque la confrontación con Nacht está planteada en todo el seminario sin que él sea mencionado ni una sola vez. Ustedes recordarán que Nacht decía que el psicoanálisis consistía o debía consistir en una reeducación emocional. Precisamente esta cuestión es la que va a discutir Lacan. Y la otra cuestión es que Nacht le daba a la interpretación de los sueños un carácter totalmente secundario en la cura analítica. Lacan precisamente va a tomar una serie de sueños, en el transcurso del seminario, o sea que esta confrontación con Nacht está presente, diría yo, en todo momento.
Yo pienso que hay una ventaja que tenía Lacan y una desventaja que tenemos nosotros, y es que Lacan sabía con quienes estaba discutiendo, porque en aquella época se hablaba explícitamente de reeducación emocional. Hoy no, hoy tenemos el problema de que no se habla de reeducación emocional, simplemente se lleva a la práctica. Entonces decía que tenemos una desventaja en ese sentido, pero tenemos la ventaja de tener la enseñanza de Lacan como herramienta para discutir estas cuestiones.
En esta época, por supuesto, también discute con los psicoanalistas de la escuela inglesa, con Melanie Klein, con Ella Sharpe. Es interesante ver en esta doble confrontación con los psicólogos del Yo y la Escuela Inglesa, el respeto con el que Lacan trata a la Escuela Inglesa. Es decir, que si en la confrontación con los psicólogos del Yo, Lacan se basa en la ironía y en la burla, nunca deja de destacar los análisis exhaustivos que se hacían por el lado de la Escuela Inglesa; eso vamos a tener oportunidad de verlo mejor.
Esta época es la época que se conoce como la época clásica de Lacan. A esta altura, la posibilidad de reconocimiento del deseo ya ha sido modificada; ya desde el seminario V el Otro y el sujeto habían sido barrados, con los cual los dos partenaires del esquema Lambda quedaban abolidos. Sin embargo, creo que sería un error decir que en este Seminario se trata sólo de la lógica del significante; porque es un seminario en el que se produce un viraje en su desarrollo mismo y si bien Lacan empieza planteando cuestiones que tienen que ver con la pura lógica del significante, termina, cada vez más, cerniendo al objeto en el transcurso del seminario, con algunas idas y venidas, por supuesto. En la parte final, él vislumbra la función de causa que cumple el objeto como señuelo del ser. No quiere decir que establezca al objeto como causa del deseo. No lo establece allí, y precisamente ese es uno de los impasses del seminario, en el que no llega a invertir la formula del fantasma. El objeto queda en algunos casos como sostén del deseo, en otros como rehén del deseo, pero siempre tiene su aspecto significante. Algunas veces lo designa como real, y hasta algunas veces como resto, pero el aspecto significante del objeto siempre está presente y esta es una de las cuestiones que problematizan la lectura de la última parte del seminario.
Es en este seminario que Lacan nos presenta los tres esquemas del grafo del deseo. Lo hace en la primera parte, ubicando el enunciado en el primer piso y la enunciación en el segundo. Si bien él modificará, en el seminario XVI, este ordenamiento que hace del grafo del deseo, me parece importante destacar que esto no le quita para nada actualidad al seminario VI, no le quita actualidad en lo que hace a las herramientas que nos brinda para la clínica.
Lacan había constatado en el psicoanálisis de los post-freudianos el velamiento del deseo, él dice que la palabra "deseo" ya ni siquiera se utilizaba. Nos dice que darle su lugar al deseo, nos va a permitir un clivaje en la técnica y en la teoría analítica. Es interesante, porque una de las acepciones que tiene esta palabra "clivaje" en francés, es la de utilizarse con el sentido de "abrirse camino con un hacha a través de un bosque", pero tiene una doble acepción en el sentido de que uno a la vez que construye, que va produciendo el camino, lo va encontrando. Entonces toma esta cuestión del velamiento del deseo y dice que prefiere usar esta palabra "deseo" en lugar de referirse a esos sentimientos vagos, a esas referencias confusas a la afectividad, que estaban a la orden del día en ese momento. Nos dice entonces que darle su lugar al deseo nos va a permitir orientarnos en la transferencia. Y fijensé como ya acá aparece una cierta ligazón entre la transferencia y el deseo del analista, que es una conceptualización que Lacan va a hacer mucho tiempo después. Vamos a ver como una serie de cosas ya están acá, de alguna manera, si no formalizadas, firmemente intuidas por Lacan.
Otra de las grandes desviaciones de la época estaba dada por la reducción de la transferencia a una relación de a dos, a una situación interpersonal. Entonces, tenemos por un lado esta reducción de la transferencia a una relación de a dos y por el otro la desvalorización de la interpretación. Dos cuestiones decisivas en la dirección de la cura. Se sostenía que había que lograr que primero la transferencia se instalara, para entonces, luego, producir la interpretación, bueno, Lacan nos dice que es al revés; que primero viene la interpretación y después la instalación de la transferencia. Es decir, la interpretación no aparece subordinada a la transferencia.
En la primera clase de este seminario, Lacan nos indica que se va a dedicar a hablar del deseo y su interpretación; y pocas clases después nos presenta el aforismo, que seguramente ustedes conocen, que dice que el deseo es su interpretación. Ahora, si nosotros recordamos que el Seminario sobre la Ética plantea que la ética del psicoanálisis es la ética del deseo y ponemos en continuidad estos dos planteos, es decir, que el psicoanálisis es la ética del deseo y que el deseo es su interpretación, vemos muy directamente como aparecen anudados ética e interpretación. Nos queda de alguna manera establecido que la ética es algo que se juega en la interpretación, es allí donde se pone en juego la ética y la ética consecuentemente no sería algo que atañe a los pensamientos del analista, a las ideas que tenga acerca del bien y del mal etc., sino que es una cuestión que se pone en juego en la interpretación. O sea que la ética se pone en juego en un acto, en tanto un acto es susceptible de un juicio. Esto es importante, me parece, porque un analista no es que tenga que saber si hizo bien o si hizo mal, pero tiene que poder decir qué hizo.
Bueno, yo simplemente para organizar la lectura de este seminario, lo consideré dividido en tres partes. No es que en estas partes se consideren temas diferentes, eso lo quiero dejar claro, porque la pregunta sobre qué es el deseo, pregunta con la que Lacan abre el seminario, es una pregunta que podemos ver que recorre el seminario de punta a punta. Esta pregunta, que también la podemos plantear como "¿cómo accede un sujeto al deseo?", recorre todo el seminario. Lacan, por supuesto, como siempre, nos dice que es una pregunta que no habrá de respondernos; sin embargo va a hablar del deseo durante todo el seminario y vamos a ver ahora algo de lo que nos dice.
Para comenzar nos dice que debemos tener en cuenta el desarrollo que hace Aristóteles en la "Ética a Nicómaco", porque allí, cuando Aristóteles se refiere al deseo, es muy interesante, porque Aristóteles no duda en identificar, en el hombre, al placer con el Bien y a partir de esta identificación no le queda más remedio -porque es muy riguroso en identificar placer y Bien- que dejar el deseo del lado de la bestialidad. Es decir que el deseo queda exiliado del campo del hombre. La cuestión que plantea Lacan con esto es que Aristóteles se identifica a una ética del Amo. Al identificar placer y Bien termina identificándose él a una ética del Amo. La traducción de Pontalís se refiere misteriosamente a "una ética del amor", no sé por qué. En la versión francesa está varias veces muy claramente "una ética del Amo".
Bueno, después confronta un poco -yo no me voy a meter en este tema- la posición de Spinoza. Spinoza planteaba que el deseo es la esencia del hombre. No quiero que con esto entiendan que la filosofía de Spinoza está contrapuesta a la filosofía de Aristóteles, no es esto lo que Lacan plantea aquí, sino que simplemente rescata esta frase de Spinoza: el deseo es la esencia del hombre. Así, frente a la idea que tenía Aristóteles de identificar placer y bien, y por ese lado exiliar el deseo del campo de lo humano, tenemos la confrontación que implica esta frase de Spinoza.
Es interesante esto, porque quince años después, en "Televisión", Lacan recuerda que fue a partir del estudio que hace de la "Ética a Nicomaco" como puede diferenciar a la ética del Amo de la ética del psicoanálisis. Por supuesto que en "Televisión" lo dice en otros términos, dice "el bien decir, no dice donde está el bien". Pero vemos que la idea viene de quince años atrás.
En la primera parte del seminario, entonces, Lacan nos enseña a utilizar el grafo. Dice: "les voy a enseñar a utilizar este grafo. No les voy a decir qué es el deseo, pero les voy a enseñar a utilizar mi grafo".
La segunda parte se inicia aproximadamente en la mitad del seminario y el deseo es articulado con el duelo, que es el análisis que hace de Hamlet que salió publicado en "Lacan Oral". Es también esta articulación, del deseo con el duelo y también del deseo con la ética y con la acción; porque acá Lacan nos destaca que es en la tragedia donde siempre podemos situar la relación entre la acción y el deseo, siempre podemos ver esa relación entre la acción y el deseo en la tragedia. La veremos también por supuesto en Edipo, en Antígona.
La tercera parte trata de la cuestión del objeto, de la posición del objeto en el fantasma. Es en esta tercera parte donde Lacan hace una primera lista heterogénea de los objetos a. Y dice que si en el seminario IV, de "Las relaciones de objeto", él había trabajado el objeto en su nivel diacrónico, en este seminario lo va a trabajar en su nivel sincrónico. Y nos dice que nada del objeto puede ser tratado si no es en la sincronía del fantasma. Es allí, en el fantasma, donde el sujeto al no tener respuesta a la designación de su ser en el Otro, responde con el fantasma. Esta frase, creo, debemos remarcarla, ya que podemos ubicar ahí el momento en el que Lacan sin abandonar la idea del deseo como metonimia, pasa directamente a la estructura, al deseo en la estructura, a la estructura del deseo.
Bueno. Mi idea es tomar, teniendo en cuenta esta división arbitraria que hice, la primera parte del seminario, que coincide con lo que hemos venido trabajando en el grupo de los lunes.
En esta primera parte tenemos tres sueños que analiza Lacan. Pienso que esos tres sueños nos pueden servir de andamiaje para ver los temas que él allí está desarrollando. No es que la cosa este planteada de esta manera en el seminario, sino que yo decidí, elegí, tomar tres sueños para ver algunas cosas que Lacan plantea.
Entonces, Lacan nos dice allí que él va a abordar la pregunta por el deseo y la va a abordar a partir de la Interpretación de los sueños. Acá está la discusión con Nacht que decía yo antes. Nos dice que en el sueño, cuyo fundamento es el deseo, es un wunsch, un anhelo, quien se satisface, y esa satisfacción, nos dice Lacan -y en esto es estrictamente freudiano-, es una satisfacción verbal. Es decir que el cumplimiento del anhelo supone una satisfacción verbal, pero al mismo tiempo pone en juego esa estructura paradojal que es la del deseo. O sea que por una lado se supone allí una satisfacción, pero eso pone en juego la estructura del deseo.
Lacan nos habla un poco del anhelo y nos dice que el anhelo es algo que se suele expresar, que se expresa generalmente con el verbo en infinitivo y que es algo del ser lo que satisface al anhelo. Y para mostrárnoslo toma una pequeña poesía popular. Esta poesía dice así:
" Ser una bella chica, rubia y popular,
que llena el aire de alegría
y despierta el apetito de los obreros de Saint Denis".
Nosotros tenemos esos versos de Alfonsina Storni, "ser alta, soberbia, perfecta quisiera..."
¿Es ser una linda chica lo que podría expresarse como un deseo?. Lacan nos dice que sí, que el deseo se expresa bajo la forma del anhelo, pero siempre de un modo ambiguo, porque él dice, ¿qué es eso de llenar el aire de alegría? y el apetito, no nos deja de resaltar, queda del lado de los obreros de Saint Denis. No es menos ambiguo el poema de Alfonsina, hay que leerlo. Vemos así como siempre la expresión del anhelo implica paradojas y ambigüedad.
II- 1er Sueño- ne forclusivo-ne discordancial-enunciado-enunciación
Bueno, el primer sueño que él considera es el famoso sueño de Ana Freud que está al principio del capitulo 3 de la "Interpretación de los sueños", donde Freud dice, precisamente en el título que el sueño es una realización de deseos. Para los que no lo recuerden, Freud comenta que teniendo su hija diecinueve meses hubo que someterla a dieta durante un día. A la noche, dormida, la oye expresar en voz alta: "Ana Freud, fresas, frambuesas, bollos, papilla". Freud nos está planteando que los sueños infantiles son con frecuencia una simple realización de deseos, y que el hecho que la fruta aparezca repetida en este enunciado de Ana Freud, es una rebelión contra la policía sanitaria casera que le había prohibido ese día comer frutas. Lacan nos dice que el niño se las tiene que ver con los prohibido. Es interesante constatar que tiene solo diecinueve meses y ya juega aquí la interdicción, dando lugar a lo que se estructura como deseo en el sueño; es decir, ya está puesta en juego la interdicción.
Lacan dice que la verdad del deseo es por sí una ofensa a la autoridad de la ley; es decir que no se trata de la pura y simple satisfacción natural. Los objetos de los que se trata son objetos precisamente prohibidos.
Lacan resalta también que el sueño tiene el valor original de haber sido articulado en voz alta durante el dormir y que por esto mismo no deja ninguna clase de ambigüedad sobre la estructuración significante del sueño, la satisfacción de la que se trata en el sueño es una satisfacción verbal, una satisfacción simbólica.
Lacan destaca que en la cabeza de la secuencia del sueño de Ana Freud ella se anuncia, se nombra: "Ana Freud, frambuesas ...", etc.-, ella dice "Ana Freud" y después hace su serie. Y ella aparece inscripta en esa estructura significante. Algo en este anunciarse de Ana Freud nos marca que el sujeto no está constituido. Esto nos marca la diferencia con la multitud que grita "Pan", y sabe que ese grito, "Pan", es suficiente para constituir al emisor que no necesita enunciarse, tenga cien o mil bocas. Lo que constata Lacan allí es que hay una dificultad para separar en el sueño las cadenas del enunciado y de la enunciación, y es esa dificultad lo que le permite legitimar la distinción entre el sueño del niño y el sueño del adulto. Esto lo decía Freud, que había una distinción entre el sueño del niño y del adulto, y Lacan dice que esta dificultad en separar el enunciado y la enunciación es lo que legitima esta diferenciación que hace Freud.
Entonces Ana Freud se cuenta en su enunciado -dice Lacan- y recuerda allí el test de Binet que detectaba esa dificultad en los niños, hasta una etapa bastante avanzada, para ver lo que cojea en una frase del tipo "tengo tres hermanos: Pablo, Ernesto y yo"".
En francés, en esa frase -"tengo tres hermanos..."- aparece dos veces quien habla, como Je y contándose como moi; entonces, tenemos que a nivel del moi, el niño se inscribe en ese conjunto de "los hermanos", se cuenta como un elemento más en el conjunto. Y a nivel del Je, está por fuera de ese conjunto, dando cuenta de él mismo. Entonces Lacan dice que el absurdo aparece en esta simultaneidad de ambas dimensiones: contando un conjunto e incluyéndose a la vez en él. La manera adulta de constituir el conjunto sería "somos tres hermanos" o "tengo dos hermanos"; es decir, incluyendo o excluyéndonos, pero no simultáneamente.
Entonces Lacan nos resalta que durante un tiempo, el niño esta tomado en las líneas grafo -dice-, entre el enunciado y la enunciación. Y dice que algo tiene que producirse para que el chico pueda desengancharse. Dice que no quiere apelar a vías que pareciesen concesivas en cuanto a apelar a nociones de desarrollo, pero que el niño descubre en un momento dado que esos adultos, reputados de conocer todos sus pensamientos, no los conocen para nada. Hasta ese momento, hasta que no se da cuenta de esto, el niño no puede descontarse. Que el niño acceda a esta posibilidad es condicional a la estructura.
En un texto posterior, en "Subversión del sujeto", que es un texto de 1960, nos marca que la constitución del sujeto se produce en ese momento en el que él se sustrae de la batería significante y la descompleta "debiendo a la vez contarse en ella sin llenar en ella otra función que la de falta". Esto lo va a decir tres años después.
Tenemos entonces un sujeto no constituido, un sujeto en Constitución -no está ni en Retiro, ni en Plaza Miserere, (ni en el Retiro de la psicosis, ni en la Miseria de la neurosis); hay algo, nos dice Lacan que todavía no está terminado, precipitado por la estructura y que se manifiesta en "la dificultad que permanece largo tiempo para el sujeto en distinguir el yo del enunciado y el yo de la enunciación", "el sujeto no sabe descontarse". Acá, podemos ver en este análisis -que es del '58, como están presentes de alguna manera las operaciones de alienación y separación que Lacan va a trabajar recién en el seminario XI. Podemos sacar entonces la conclusión de que la distinción entre enunciado y enunciación nos va permitir dar cuenta el modo en que juega el deseo en el adulto, en tanto el deseo en el adulto está marcado por la represión, que al nivel del sueño, Freud la refiere como siendo una censura que recae sobre la verdad del deseo. Pero la censura, vamos a ver, tiene imposibilidades, hay imposibilidades en la censura y esto es lo que le va a interesar a Lacan.
Vemos como la distinción entre el deseo del niño y el del adulto nos lleva directamente a la distinción entre enunciado y enunciación.
Ustedes saben que Lacan ubicaba al enunciado en el primer piso del grafo y la enunciación en el segundo. La lingüística nos plantea una diferencia, una oposición entre las frases que pueden ser dichas o escritas, a las que denomina "enunciados" y la situación de discurso a la que denomina "enunciación". Pero sin embargo, en un sentido estricto, no se entiende por enunciación el fenómeno físico de la emisión del habla ni las modificaciones aportadas al sentido por la situación, lo que se entiende por enunciación son aquellos elementos que pertenecen al código de la lengua y cuyo sentido sin embargo depende de factores que cambian de una enunciación a otra, por ejemplo yo, tú, ahora, etc. En otros términos, lo que la lingüística rescata es la huella que queda en el enunciado del proceso de enunciación. Son las marcas de la enunciación que aparecen en el enunciado las que van a interesar a la lingüística, esas huellas.
Lacan nos indica que en el menor acto de palabra se pone en juego el sujeto como efecto de ese acto de palabra; y lo tenemos en sus dos dimensiones: lo tenemos en la dimensión del enunciado y en la dimensión de la enunciación. Al decir se pone en juego esa división.
Esto lo quería marcar por una cuestión, porque hay veces que se confunde al sujeto de la enunciación con el sujeto del inconsciente y se confunde la forma en que lo plantea la lingüística y la forma en que lo plantea el psicoanálisis. Si yo digo: "Pedro come una manzana", el sujeto del enunciado es "Pedro", gramaticalmente; el sujeto de la enunciación soy yo que lo estoy diciendo en este momento, en este acto de enunciación. El sujeto del inconsciente ahí no está para nada. Una cosa que destaca Lacan es que no siempre las marcas de la enunciación van a aparecer en el enunciado, no es algo necesario, y aunque aparecen con mucha mayor frecuencia de lo que podríamos suponer, no quiere decir que en todo momento aparezcan las marcas.
Entonces también se podría considerar esta división -enunciación, enunciado- que se pone en juego en el que habla como una división del sujeto.
¿Qué es lo que le interesa a Lacan? Él se interesa por esas apariciones, esas marcas contradictorias que encontramos en determinados enunciados, estas enunciaciones que se denuncian, para decirlo en términos de "Subversión del sujeto" Estas marcas se producen particularmente en la negación.
En francés esto tiene una riqueza especial, que se manifiesta en el "ne expletivo", que Lacan a esta altura prefiere llamarlo "ne discordancial". Porque "expletivo", en francés, da la idea de que no agrega nada al enunciado, no agrega nada nuevo, es una partícula que aparece allí sin agregar nada al sentido. Entonces prefiere llamarlo "discordancial", porque es justamente esta marca de la enunciación la que produce estas paradojas en el enunciado. Después lo llama "ne expletivo" y no vuelve sobre el tema. Y el otro "ne" es el "ne forclusivo".
Lacan analiza una frase en francés que es:
"Je crains qu'il ne vienne" , en donde aparece el "ne" y se podría traducir como "temo que venga" y nos señala la marca de este "ne" ahí como que en el temor de que venga, el sujeto de la enunciación se denuncia en ese "ne".
En inglés también se da esta particularidad y se manifiesta, cada vez que negamos en inglés por la presencia obligada de un verbo auxiliar. No decimos "no sé" , I not know, decimos I don´t know. En realidad es un misterio como lo dicen en inglés y cuando uno escucha por primera vez, cuando tiene el primer contacto con una lengua creo que coincide con Chesterton en que el lenguaje en última instancia no es otra cosa que un sistema de gruñidos y chillidos; era muy lindo lo que decía Chesterton, porque él decía que los hombres pretendíamos con ese sistema de gruñidos y chillidos expresar todos los misterios de la memoria, todas las agonías del anhelo y todos los colores de una selva otoñal.
Bueno, la cuestión es que en castellano no tenemos algo tan general como este "ne expletivo", que sí o sí deba ser utilizado porque así lo establece esa elucubración de saber que es el lenguaje. Pero también aparecen en nuestra lengua esas marcas de la enunciación en los enunciados; por ejemplo, cuando tememos que alguien se caiga y pensamos "te vas a caer" y decimos "no te vas a caer". Aparece ahí un "no" que expresa nuestro temor a que se caiga, expresa ese temor. Ese "no" marca la enunciación en el enunciado, alguien, en la enunciación, dice no. No se trata de un "ne" discordancial porque esa categoría no existe en español, pero cumple la misma función. Un sujeto, en la enunciación, dice no al temor de que alguien caiga.
También cuando le decimos a alguien "no te quiero nada". Deberíamos decirle "no te quiero", o "te quiero nada" y sin embargo utilizamos esta doble negación, negación de la negación que no se confirma ahí como una afirmación intelectual. Sigue siendo una negación, digamos "no te quiero nada" , nadie va a pensar que eso significa que lo queremos.
Bueno. Recordaba un personaje de Cortazar que tenía miedo de decir "te quiero", no se atrevía a decir "te quiero" entonces decía "te quiero mucho". Y es fácil ver que aquí, ese "mucho", al agregarse, le quita "mucho" al "te quiero".
III- 2do sueño -Función de la interpretación
Lacan entonces aplica todas esas cuestiones al análisis del sueño de un adulto. Lo que es decir un sueño donde ha operado la censura y, por supuesto, las imposibilidades de la censura. Lacan toma el sueño que podemos llamar "el padre estaba muerto y no lo sabía", es un sueño que Freud analiza en "Dos principios del suceder psíquico" y también lo analiza como un agregado en el capitulo dedicado a los "sueños absurdos" en "La interpretación de los sueños". Para quienes no lo recuerden, es un sueño soñado por un hijo, en realidad siempre los sueños son soñados por un hijo, y es un sueño posterior a la muerte de su padre. Este individuo cuidó a su padre durante su agonía y durante los meses siguientes a la muerte de éste soñó repetidas veces que su padre se hallaba de nuevo con vida y hablaba con él como de costumbre. Pero al mismo tiempo sentía con dolorosa intensidad que su padre había muerto ya, aunque él no lo sabía.
Uds. saben que Freud agrega que el camino que puede conducirnos a la solución de este sueño es agregar que "su padre había muerto ya, según su deseo, aunque él mismo no lo sabía. No sabía que era según su deseo que estaba muerto. Freud nos dice que las ideas latentes de este sueño eran las siguientes: El, efectivamente le había deseado la muerte, que la muerte venga a poner término a esa agonía del padre, había sido un anhelo consciente durante la enfermedad del padre, "que se muera de una buena vez, así deja de sufrir" y hubiera sido terrible que el enfermo se enterara de tales deseos. Se trata del conocido caso de duros reproches después de la pérdida de un ser querido y el reproche retrocede a la significación infantil del deseo de muerte del padre. Estas son dos cuestiones que toma Freud, pero que no son la interpretación, porque dice que la interpretación tiene que ser "según su deseo".
Lacan establece que el mecanismo de la represión consiste en la elisión de un puro y simple significante o de una cláusula, en este caso la cláusula "según su deseo" y esta cláusula es lo que explica que el pensamiento del sueño fuera doloroso; el sueño sustrajo al texto algo que no está hurtado a la consciencia del sujeto.
Lacan se propone analizar en el grafo del deseo, las relaciones que hay entre los significantes del relato. "El estaba muerto", por una parte, "El no lo sabía", por otra parte y "según su deseo" en tercer lugar.
Vayamos por partes.
Tenemos un momento anterior a la interpretación. En ese momento anterior tenemos que él estaba muerto, que él no lo sabía y tenemos un afecto, el dolor. El sujeto, nos dice Lacan, se nos presenta como un afecto, es el dolor; se nos presenta como dolor. Otra cosa que nos indica Lacan es que no se trata de interpretar el deseo según el wishful thinking (tomar el deseo por la realidad, aquí el deseo de recobrar al padre)
Entonces Lacan ubica "el estaba muerto" en el enunciado y resalta que decir "el estaba muerto" introduce algo del orden de la existencia. La existencia no siendo otra cosa que el hecho de que el sujeto, a partir de que se plantea en el significante, no puede destruirse. Ustedes saben la cuestión que Lacan trabaja en el seminario VII referente a Antígona, en relación precisamente al hecho de que se lo condenaba a Polínices a una segunda muerte al no enterrarlo, al prohibirle el sepulcro. Como se le negaba el sepulcro, se lo condenaba a morir en el significante.
Bueno, Lacan nos había dicho antes que las marcas de la enunciación las encontramos privilegiadamente en la negación. Entonces Lacan no duda en ubicar a "él no lo sabía" en la enunciación. Se dan cuenta que esta negación, es una negación forclusiva en francés, pero también denuncia la enunciación en varios sentidos, pero en un sentido porque ¿cómo alguien va a saber que está muerto?. Hay algo paradojal ahí, en ese "él no lo sabía". Aparece esta paradoja. Entonces, nos dice Lacan, toda negación es algo que desciende de la enunciación implicando cierta paradoja. La satisfacción del anhelo -dice-, es una satisfacción que se da en el enunciado mismo del sueño.
Antes de la interpretación tenemos la elisión, falta un significante y las cadenas de enunciado y enunciación, si bien están presentes acá antes de la interpretación, están encubiertas -diría yo-, no aparecen nítidamente.
Lacan en algún momento dice que estamos simplemente ante un enunciado, porque precisamente lo que va a producir esa diferenciación entre enunciado y enunciación es la interpretación. Cuando escuchamos a un paciente no decimos "acá está el enunciado, acá la enunciación", eso no aparece, aparece todo como un solo enunciado y encontramos en ese enunciado ciertas paradojas; y esas paradojas nos denuncian a la enunciación.
Entonces, es interesante ver esta cuestión que aparece en estas dos frases y aparece el sujeto como un ser del dolor, como un afecto. La interpretación, lo que hace, es justamente quitarle al sujeto ese ser del dolor y constituirlo como tal, como falta en ser, en la medida en que se pone en juego el deseo. Entonces, el deseo está ligado al significante reprimido como tal y nosotros vamos a adelantarnos en la obra de Lacan y decir que antes de la interpretación, el sujeto falta como significante en la cadena, pero está incluido en su dolor. Es decir que falta como elemento homogéneo al conjunto, pero se incluye como un elemento heterogéneo al conjunto.
La interpretación lo que pone de relieve es el absurdo de este dolor, ya que está motivado, según el relato del sueño, en la ignorancia del Otro. El sujeto consiente en sufrir en lugar del otro porque el otro no sabe. Lo que se mantiene detrás de ese sufrimiento es un engaño. El sufrimiento por el otro encubre el dolor por existir. Ese dolor de existir por el que había pasado el padre, y con el que el soñante no quiere enfrentarse.
Lacan nos habla acá de una identificación histérica, por esto de sufrir por el Otro. Habla de una crisis histérica por la identificación que se produce ahí, donde se pone en el lugar del Otro y sufre por el Otro.
El dolor por la perdida de un "ser querido". Yo me detuve en esta frase, porque a veces la lengua cotidiana, en su polisemia, encierra, tal vez inexplicablemente, ciertas verdades. Precisamente somos nosotros los que perdemos un "ser queridos", es decir, nos perdemos como causa del deseo de ese otro que ya no está. También perdemos un ser, porque la muerte del otro nos enfrenta a la falta en ser. Entonces la pérdida tiene que ver con algo del ser del sujeto.
El dolor, nos dice Freud, encubre un reproche, sino no habría dolor. Y el reproche nos indica que estamos ante la realización de un deseo edípico en la satisfacción verbal del anhelo, porque el anhelo se satisfacía en esa frase, en "el estaba muerto". En la frase.
La interpretación también pone en cuestión este "él" de "'él no lo sabía", porque ¿quien es él?, ¿quién es el que no lo sabía?. "Él" puede ser el padre, puede ser el sujeto. Es el sujeto mismo, dice Lacan, el que está necesitado de no saber para constituirse como sujeto. Entonces, me parece que lo que está diciendo Lacan con este ejemplo es valido para todo sueño, porque todo sueño pone en juego esta cuestión de un decir, esta cuestión de un no-dicho, con sus dos vertientes: un no dicho como un dicho que no y el no-dicho como indecible. Es decir que hay dos cuestiones en el no-dicho. Y por otro lado, algo elidido.
Ahora, una cosa importante que nos aclara Lacan en esto, es que la restitución de esos significantes, o sea la restitución del "según su deseo" -que se produce en la interpretación-, no quiere decir que enuncie pura y simplemente el deseo. Y dice, es otra cosa lo que se articula en esos significantes reprimidos, que es siempre una demanda, el deseo es otra cosa. El deseo es algo por lo cual el sujeto se sitúa respecto de esa demanda. Esto, a mi entender quiere decir que el enunciado que resulta de la restitución de los significantes reprimidos no es el enunciado del deseo, el deseo es incompatible con la palabra; es decir, tenemos un significante reprimido pero ahí no tenemos un deseo. Lo que se enuncia es una demanda. El deseo se ubica en el sentido en que ubica al sujeto en relación a esa demanda. El deseo es una ubicación del sujeto respecto de esa demanda y esto también lo podemos ligar al tema del seminario XI. En el seminario XI Lacan dice, que la pulsión solo se modifica si se modifica la posición subjetiva.
Bueno, Lacan sigue diciendo que "no es de eso que el demanda de lo que se trata, es de eso que es en función de esa demanda. Es eso que es en la medida que la demanda es reprimida, enmascarada, y esto es lo que se expresa en el fantasma de su deseo, es su relación a un ser del que no se trataría si no hubiera allí demanda, discurso".
Podemos apreciar que en esta lectura que hace Lacan del sueño, va más allá del planteo que hacía Freud, porque Freud se detenía en la rivalidad edípica, en la significación infantil del deseo de muerte del padre. Lacan está planteando que el deseo del sueño es sostenerse en la ignorancia, pues a partir de la muerte del padre, el sujeto está enfrentado a eso de lo cual la presencia del padre lo protegía. El dolor de existir nos dice la "x", la significación de la castración.
Esto es importante porque cualquier contenido de ese "según su deseo", cualquier contenido que le demos -por ejemplo reducirlo al deseo agresivo- aparece como una protección, como una defensa a la articulación del deseo. El padre juega en el sueño como soporte del deseo -nos dice Lacan- , ya que esta rivalidad le sirve al hijo de escudo.
Una cosa que no podemos dejar de remarcar es que buen arqueólogo que es Freud, porque no destruye, porque cuando él propone la interpretación, si bien sus pensamientos, sus ideas acerca de las cuestiones a que remitía esta interpretación -que remitía al anhelo que había tenido el hijo en la agonía del padre y que remitía a su deseo infantil de muerte del padre-, él interpreta "según su deseo", no destruye lo que investiga, deja el lugar para que el deseo se realice allí como deseo del Otro. Es decir no aplasta el deseo con la interpretación. La interpretación es "según su deseo", y no las ideas que lo llevaron a formularla.
Bueno, en este punto Lacan presenta la formula del fantasma y nos dice que el deseo como tal y en relación a todo objeto posible para el hombre plantea la pregunta por su elisión subjetiva. A nivel del fantasma, nos dice, ya no se trata del dolor por el otro. O sea, que la interpretación lo que viene a articular en ese caso es el dolor, ese afecto que Lacan acá lo ubica en el primer piso del grafo. Y la interpretación ubica la posición del sujeto en el fantasma, la posición del sujeto frente al ser perdido. Y Lacan se pregunta cómo mantener ese frágil equilibrio, y dice "preservando siempre un objeto de deseo", "y el deseo -nos dice- subsiste siempre en una cierta retención del objeto". Esta retención permite, sirve de soporte al deseo y el objeto revela su función de prenda del deseo.
Esto lleva directamente a la dialéctica del cofre y el avaro que no voy a tomar, pero sucintamente les digo que Lacan dice que sabríamos mucho sobre el deseo, si supiéramos lo que significa el cofre para el avaro y Lacan nos dice que el cofre para el avaro es su secreto, es un secreto pero también es su secreto, para él es un secreto.
IV- 3er sueño - Conceptualización de la entrada en análisis
Vayamos al tercer sueño. No lo voy a desarrollar porque es un sueño que Lacan toma de un paciente de Ella Sharpe, es muy exhaustivo y bastante extenso, entonces yo voy a tomar solamente algunas cuestiones previas al relato del sueño para que no se nos convierta en una pesadilla.
La teoría de Ella Sharpe sobre la transferencia interesó mucho a Lacan y él toma -en este caso- un libro de Ella Sharpe sobre la interpretación de los sueños de 1937. Se trata de un paciente -nos dice Ella Sharpe- que tiene problemas de elocución, es un abogado que no logra defender sus causas.
Toda la interpretación de Ella Sharpe consiste en retrotraerlo a la rivalidad con su padre y en alentarlo para que pelee, para que exprese su agresividad. Lacan pone de relieve, en el análisis que hace aquí, que lo central en el sujeto no era la rivalidad agresiva, que para él el padre estaba bien muerto y que lo esencial no estaba de ese lado. Lo esencial para el sujeto era saber dónde estaba el falo. Este es un punto en donde Lacan llama la atención de los psicoanalistas. El dice que no hay que apurarse a referir el síntoma a la rivalidad edípica, por más que en algunos casos se presente la rivalidad. También eso puede indicar que no hay nada por ese lado. Para orientarnos en la cura -dice Lacan - hay que distinguir lo imaginario de lo simbólico. En el caso de Ella Sharpe no se trata de rivalidad principalmente -aunque también se trata de rivalidad-, sino de saber quien tiene el falo. Y para este paciente el falo lo tienen las damas. Para el paciente es Ella Sharpe la que lo tiene. Para el paciente, la indicación que le da la analista, "vaya y pelee", produce el acting out. Al ir a un partido de tenis, un compañero se burla de su juego, hallándose ambos en el vestuario, el paciente de Ella Sharpe lo agarra al tipo del cuello y le dice que no lo vuelva a hacer. La analista se pone contentísima, Lacan no. "Para hacerlo -dice- haría falta que este abogado defienda su causa de acuerdo a las reglas del Otro". Entonces Lacan nos aclara la indicación de distinguir imaginario y simbólico.
Ella Sharpe nos dice que va a dedicar ese capítulo de su libro al análisis de los sueños, a la consideración de todo lo que había dicho un paciente de un sueño durante una hora, del sueño relatado. Y ella nos comenta que si bien se trataba de un paciente muy silencioso, varias veces lo había escuchado toser en el momento anterior a entrar en el consultorio. Entonces, ese día el paciente, después de un saludo, comienza diciendo: "he estado considerando esa pequeña tos que me da antes de entrar. Hoy, mientras subía las escaleras hice un esfuerzo mental para no toser, sin embargo nuevamente tosí, uno debería pensar que eso sirve a algún propósito. ¿Pero a qué propósito podría servir es difícil de pensar"
Ella Sharpe hace un pormenorizado análisis de las asociaciones de su paciente acerca de esa tos.
Pero Lacan nos dice que ella elide lo fundamental, elide eso mismo que nos había indicado: que hay allí una tos y que el sujeto dice allí literalmente que "esa tos es un mensaje" y a continuación se pregunta, "¿cual puede ser el propósito de ese mensaje?". Fijensé que esa pregunta sobre la tos, nos dice Lacan, es una pregunta en segundo grado sobre el suceso. Es esa pregunta en segundo grado la que Lacan ubica en el segundo piso del grafo y nos confirma -dice Lacan- que el paciente está en análisis.
Lacan es taxativo al decirnos que es en este punto que podemos confirmar que el paciente entra en el discurso analítico: "Se ha constituido allí esa inocencia, esa docta ignorancia a la que accede por el hecho de estar en análisis". Esa tos, siendo el sujeto quien la emite, la recibe él mismo como mensaje ya que la tos actúa en este sujeto como un significante enigmático que le viene del Otro; se pregunta qué función tiene, qué quiere decir, sobre todo de dónde le viene. Es decir que el sujeto se anuncia y al mismo tiempo se interroga con esta tos.
Podemos pensar en un momento anterior: todas las veces en que él tosía y esa tos no le suscitaba ninguna pregunta. Es un momento en que podríamos decir él era la tos. Pero el momento en que se produce la entrada en análisis es el momento en que él deja de ser la tos y trasforma su ser en una pregunta, en un vacío, en un agujero. y es ese momento en que se constituye el síntoma como síntoma analítico, es el momento en que el padecer se pone en forma y el sujeto se constituye como falta.
Es de algún modo, con ese "ser la tos" que el sujeto sostiene que el Otro tenga el falo. El problema es que para Ella Sharpe hay un ser del Otro, está la madre fálica. Lacan dice que no, que el Otro no tiene ningún ser, el ser es del sujeto.
La primer asociación que se le ocurre al paciente con la tos es que sirve para separar a amantes que están juntos y la analista le pregunta ¿y entonces porqué tose antes de entrar aquí?; y hay allí un elemento que denuncia la enunciación, porque si allí ella no está con nadie, ¿por qué tose en ese momento?. El problema es que en el desarrollo de la sesión, Ella Sharpe deja de lado este tema. Lacan dice que la trampa en la que cae Ella Sharpe está dada por la no distinción de los dos pisos del grafo. Porque el paciente, luego de la pregunta por la función de la tos, dice "es absurdo porque desde luego no me hubiera hecho subir si hubiera alguien aquí". Pero a continuación de decir que eso es absurdo, relata su fantasía (la del perro), entonces Ella Sharpe se detiene en el relato de la fantasía y no atiende esta enunciación que se había denunciado en este absurdo. Podemos pensar que Ella Sharpe no pone su atención en los desperdicios de la vida mental, en el sentido en que Freud nos indicaba también, cuando alguien relataba un sueño, que todo lo marginal constituye también el texto del sueño. Ella se detiene en la fantasía. Precisamente por detenerse en la fantasía, por esta preocupación que tiene por la función de la tos como separadora de amantes que están juntos, deja de lado ese otro aspecto que venimos marcando, que la tos tiene la función de advertirle de su llegada y en un sentido, que estaba dado por las asociaciones del paciente, de preservarla, de no encontrarla en falta, porque para el paciente es ella quien tiene el falo y no tiene ninguna intención de que lo pierda. Lacan nos dice que no ubicar la posición del falo simbólico y reducir las situaciones a las relaciones de la pareja parental, a la rivalidad imaginaria y a la supuesta omnipotencia del paciente, es lo que extravía a Ella Sharpe. Entonces, este consejo "vaya y haga" provoca el acting. Es la omnipotencia de Ella Sharpe lo que el sujeto quiere preservar con la tos. Ella Sharpe hablaba de la omnipotencia del paciente y Lacan lo que toma es la omnipotencia del discurso y nos dice que la omnipotencia del discurso nos indica la omnipotencia del Otro, no del paciente.
Bueno, acá Lacan da un consejo que me pareció muy gracioso, sin dejar de ser importante, dice: "tengan mucho cuidado al meterse con la familia".
Para finalizar, me interesaría marcar algunas cuestiones, porque Lacan en toda esta parte se toma todo el trabajo de desarrollar una serie de cuestiones relacionadas con el "ne expletivo" para terminar afirmándonos que es en ese "ne" que vamos a encontrar el sujeto de la enunciación y que es en la enunciación donde debemos buscar la presencia del inconsciente. Pero fíjense Uds. que en los dos casos, en el caso del padre muerto, el reconoce la enunciación en un "ne forclusivo" , no es un "ne expletivo". Y en el paciente de Ella Sharpe reconoce la enunciación en esa pregunta que el sujeto se hace sobre su mensaje, tampoco reconoce allí un "ne expletivo". A mi me parece que estos dos ejemplos que analiza Lacan a nosotros nos permiten reflexionar que esta enunciación en la que debemos buscar la presencia del inconsciente, tiene su lado universal en la lengua, en ese "ne", vestigio de la represión primordial, pero tiene también su lado particular. Y a nosotros nos interesará la particularidad. No está demás decir que resulta esencial en nuestra práctica producir esa diferenciación entre deseo y demanda, entre enunciado y enunciación, puesto que en primera instancia de lo que se trata es de ubicar al sujeto en relación a su demanda, confrontarlo con su demanda, llevarlo sin cesar al nivel de la demanda para de esa manera reducir pura y simplemente lo que es el deseo. Es en esta operación que se irá cirniendo el objeto, pero para la particularidad del caso, no en la generalidad, no en lo que hace a la lengua, al habla cotidiana.
La otra cuestión que marcaba con respecto al sueño del padre muerto es que no se trata solamente allí de técnica. Lacan no deja de preguntarse hasta que punto el analista tiene derecho a interpretarlo y está en posición de hacerlo. Porque en todo caso interpretar o no "según su deseo", va a depender del momento de la transferencia. Y de esto también dependerán los efectos que tenga sobre la posición del analizante.
Bueno, esto es más o menos lo que tenía para decirles, no sé si quieren hacer alguna pregunta, algún comentario...
V- Preguntas-respuestas-comentarios
Pregunta: inaudible.
Respuesta: Lo que puedo decir, que se me ocurre, es que Lacan en este momento se pregunta, se está preguntando por la estructura. El dice que hay un momento en que el sujeto está tomado en las dos líneas del grafo y por eso es que se cuenta en ese enunciado que hace. Y después dice que él no quiere referirse a las vías del desarrollo, porque precisamente, me parece que lo que está diciéndonos es que es la estructura lo que va a determinar que esto suceda en algún momento. Es decir, corresponde a la lógica de la estructura que el sujeto pueda, en algún momento, descontarse.
Pregunta: [inaudible]
Respuesta: No sé como se podría pensar una génesis ahí, pero para que esto se produzca va a tener que ver a cómo operó del deseo del Otro en el sujeto y eso es lo que va a posibilitar, me parece a mi, que en determinado momento se pueda producir esa separación.
Pregunta: [inaudible]
Respuesta: ... como vos decías que él recuerda que en este seminario, al menos en la primera parte, el deseo aparece como metonimia, que también es una figura de la retórica; y no deja de resaltar Lacan que en algunos momentos la interpretación también puede tomar la figura retórica de la metáfora. O sea que hay muchas figuras de la retórica en juego. ¿Por qué eligió interpretación?. Eso no lo podría decir. Sí te puedo decir que no deja de referirse a otras.
Nota: Lacan toma en una de sus clases la crítica que Marx hace en "Miseria de la filosofía" al texto de Proudhon "Filosofía de la miseria" y nos aconseja la lectura de ese escrito donde Marx despachurra a Proudhon . Precisamente allí Marx indica que Proudhon es un hábil retórico pero un mal lógico y que en todos los casos la retórica debe estar subordinada a la lógica y no al revés.
Pregunta: Vos a qué te referías cuando ... [inaudible]
Respuesta: Lo que yo trataba de decir es que desde mi lectura de esta primera parte, me parece que Lacan -en las primeras clases- está totalmente dentro de la lógica del significante y a medida que va desarrollándose el seminario, él se va topando con otra cosa. Entonces, cuando digo deseo como metonimia, es en esos momentos en que está trabajado el deseo en este aspecto metonímico y que el objeto no está todavía considerado.
Pregunta: Incluso en el seminario III, cuando toma el sueño de Ana, lo toma para hablar de la metonimia.
Respuesta: A mi me parece que en el primer sueño que analiza, el de Ana Freud, está dentro de la lógica del significante. Después pasa al sueño del padre muerto que es un sueño donde aparece el objeto. Y después el sueno de Ella Sharpe, donde aparece toda la cuestión del falo, pero está trabajado más dentro de la lógica del significante también. Así vemos toda una serie de virajes, pero que estos virajes van dando una orientación hacia el objeto que va a ser el campo que va a desarrollar después, en el seminario VII.
Comentario: [Pregunta en relación al wunsch]. El deseo inconsciente se satisface a nivel del wunsch, a nivel de aquello que puede ser articulable, lo cual plantea dos pisos que hacen a una diferencia que me parece interesante. Porque me parece que si el deseo sea su interpretación mantiene una diferencia, tal que la interpretación - a mi gusto- se mantendría al nivel del wunsch. Y que solamente a nivel del wunsch es que se satisfacería, articulable, en su interpretación el deseo.
Comentario: Por otra parte quedan planteadas algunas cuestiones relativas a génesis y estructura. Y a mi me parecía que en el sueño de Ana Freud podía leerse, como sueño casi ejemplar en ese sentido, porque me da la impresión de como si quisiera dar cuenta de ciertos movimientos de la estructura en donde pareciera ser que a través de la inscripción de la interdicción; es decir, los movimientos de la inscripción del nombre-del-padre, podría parecer que empezara a aparecer aquello que todavía no es posible de ser pensado; pero que estos movimientos del cual el sujeto intenta representarse a partir de los significantes que lo representan. Es decir que la interdicción materna, permitiría ... [inaudible] ... de la condición del sueño en la cual Ana Freud, aún cuando se anuncia, comienza por representarse en los significantes en relación a lo que había sido interdicto. Esto es muy interesante porque en alemán hay un sufijo que se mantiene en todos los significantes que Ana Freud introduce, que es el sufijo "Eu"; con lo cual me parece que da cuenta de una dialéctica que hace transferencia entre este "Ana Freud" y en lo que ya aparece en el movimiento de la borradura, que es este "Eu" que se va recortando en la repetición significante.
Fichman: Quería decir algo de lo que vos planteas. La interdicción del nombre-del-padre aparece claramente en las neurosis, acá esta todo el problema de las psicosis. No sé si se desprendería de lo que vos afirmaste, como posibilidad misma del nombre-del-padre, en ese sujeto en ese sujeto que entonces completa la estructura, decir qué, a nivel de la psicosis es justo hablar de estructura ....[inaudible]... es un problema complicado, porque si lo afirmamos así ... no hablo de formas de restitución, que es la delirante; pero tendríamos que en la psicosis el sujeto no está dividido y por lo tanto tendría un ser. Entonces no podríamos afirmar que el sujeto siempre es falta en ser. Y Lacan es estricto en esto. Cuando se le pregunta si pueden usar sus matemas, los matemas del grafo, para la psicosis, el dice que si. Hay sujeto en la psicosis, el sujeto del delirio. Entonces creo que hay que plantear algo del nivel de la interdicción, de la elección del nombre-del-padre y de la elección propia de la estructura, que es la que va a predominar después en Lacan, que es que por el solo hecho de hablar ya hay perdida de goce, por eso no hay ser. ... [tramo inaudible]...
También lo de génesis y estructura es un tema interesante porque qué quiere decir Lacan cuando critica tanto a los genetistas?... para Lacan es impensable una génesis que no esté ... digamos que no hay génesis sin estructura. Que hay génesis a partir de que hay estructura. Este es el problema, sino Lacan no hubiera hablado de desarrollo. El habla de desarrollo en "La significación del falo". El habla de desarrollo y no de evolución porque él no hace una teoría evolutiva; es decir la génesis de un sujeto acabado, así es como se diferenciaba el análisis del niño y del adulto, porque el adulto -se decía- ya está constituido.
Me parecía importante esto del por qué del nombre de este seminario -el deseo y su interpretación- , que se torna luego en que el deseo es su interpretación misma. Bueno, entonces qué interpretación. Lacan en "Instancia de la letra...", dice que el deseo es metonimia y lo pone en itálica. Es decir, que cuando dice que el síntoma es metáfora, dice que esto no es metáfora del síntoma, y decir que el deseo es metonimia no es decir que es una metáfora sino que es metonimia en sí mismo, si no habría posibilidad de hablar del deseo como tal -porque sería pura negatividad-.Ahora, esta introducción de la interpretación es compleja, porque además esta el seminario XI.
Ahora, en el seminario XI, él lo ubica del lado del S2 al deseo y su interpretación; y ubica del lado del S1 al andamiaje sintomático. De ahí viene la cuestión de que uno podría decir que el deseo es su interpretación misma, en tanto consideramos al deseo como un significado- al deseo significado pero no al deseo contado-.
Pero a mi me parece que es importante la diferenciación que hizo Eduardo entre la presentación como enunciado -relato- y el efecto que tiene la interpretación misma en cuanto a la separación de los dos pisos; es decir que hay algo que hace que se separen los dos pisos. En ese caso, yo pensaba que el deseo es una interpretación en la medida en que tomamos interpretación como una operatoria. Ahí nos acerca a un mecanismo -digámoslo así- que tiene que ver con el significante, que tiene que ver con la retórica. Que es el significante en su uso, que es el uso mismo del significante. Porque no actúa como significante engañador, sino como una operatoria que hace a la diferenciación entre enunciado y enunciación. Ahí uno podría entender porqué Freud plantea la introducción de una forma de lo que es la interpretación totalmente novedosa, porque en esa interpretación hay una producción en juego.
Vale la pena mantener esta cuestión que es bastante enigmática, es decir, el deseo es su interpretación misma.
Pregunta: En el cuarto nudo, donde pone el síntoma, junto con el nombre-del-padre y junto con el Edipo ...[inaudible]...
martes, 19 de agosto de 2008
sábado, 19 de julio de 2008
Cuerpo y síntoma, un anudamiento singular
Silvia Quesada
La preocupación que animaba a Freud al escribir su Metapsicología era llegar a dar cuenta de manera precisa y rigurosa pero también transmisible de aquello que observaba en la clínica de los fenómenos neuróticos.
Escribe sus trabajos metapsicológicos entre marzo y mayo de 1915, en el transcurso de 7 semanas. Pero su preocupación por encontrar un término preciso que definiera cuál era el objetivo de su búsqueda intelectual, databa de mucho tiempo atrás.
La primera vez que utiliza el término Metapsicología con el sentido que después tendría fue en una carta a Fliess, la carta 84, escrita el 10 de marzo de 1898, carta que transcribo por la importancia que adquiere a la luz de los desarrollos posteriores de la teoría.
"No fue un logro tuyo desdeñable haber visto ahí terminado el libro de los sueños. Es que ha vuelto a reposar, y el problema entretanto se ha ahondado y ampliado. Me parece como si con la teoría del cumplimiento de deseo sólo estuviera dada la solución psicológica, no la biológica o, mejor, metapsíquica. (Por otra parte, te pregunto seriamente si para mi psicología que lleva tras la conciencia es lícito usar el nombre de «metapsicología».) Biológicamente, me parece que la vida onírica parte por entero de los restos de la época prehistórica de la vida -la misma que es la fuente de lo inconciente y la única en que se adquiere la etiología de todas las psiconeurosis, época para la cual normalmente existe una amnesia análoga a la histérica-. Vislumbro esta fórmula: Lo que en la época prehistórica es visto, da por resultado el sueño; lo que en ella es oído, las fantasías; y lo que en ella es vivenciado sexualmente, las psiconeurosis. La repetición de lo vivenciado en esa época seria en sí y por si un cumplimiento de deseo; y un deseo reciente sólo llevaría al sueño cuando pudiera ponerse en conexión con un material de ese período prehistórico, cuando el deseo reciente fuera un retoño de uno prehistórico o pusiera ser adoptado por este último".
Para Freud era importante encontrar un espacio conceptual diferente del de la medicina, y también de toda psicología de la conciencia. Pero también se trataba de localizar un espacio que permitiera entender con rigurosidad la articulación de los procesos psíquicos y los fundamentos biológicos.
Nada tiene que ver la preocupación freudiana, con encontrar alguna unidad psicofísica. De entrada para Freud hay una disyunción esencial, impuesta por lo pulsional, que no admite ninguna síntesis, ninguna unificación posible.
Lo pulsional, sitúa al cuerpo en relación con lo psíquico, más en una dimensión de red, de nudo, que de unidad. La pretendida unidad de la Psicología de la conciencia, queda perdida en el mismo tiempo lógico, en que el cuerpo se instala como cuerpo erógeno.
Para proseguir en nuestro análisis se pueden situar algunos antecedentes que le permitieron a Freud ir construyendo desde el punto de vista epistemológico el concepto de pulsión.
Estos antecedentes son:
La postulación de una "fuente independiente de desprendimiento de displacer" (de cantidad). Freud adjudicaba esta fuente a la vida sexual, y la situaba como previa a las representaciones de asco, vergüenza y moral, es más agregaba "presente ella puede prestar fuerzas a tales representaciones." (Freud, S; 1896). Situando desde el inicio una sexualidad problemática.
Otro antecedente lo ubicamos en el capítulo 7 de la Interpretación de los sueños en el punto c, titulado la realización de deseo. Allí Freud se pregunta por el origen del deseo que puede formar un sueño, y se responde que debemos suponer 3 orígenes posibles del deseo: a) lo latente, b) lo sofocado (reprimido), c) lo permanentemente inconsciente, y agrega sólo a un deseo de esta fuente le podemos adjudicar la capacidad de formar un sueño.
Aparece así el estatuto del deseo inconsciente en tanto fuerza pulsionante, motor del sueño. Presentado como pura cantidad, proporciona "acento psíquico" a los restos diurnos para volverlos soñables. (Freud, S; 1900)- La mítica vivencia de satisfacción, mítica en tanto no le adjudica existencia cronológica, sino lógica. Tal vivencia postulada también en el Proyecto de una Psicología para Neurólogos, deja como resto el deseo inconsciente. (Freud, S; 1895- 1900)
La pulsión se encuentra situada en la teoría psicoanalítica como uno de los conceptos fundamentales.
Esa es en definitiva la propuesta de Freud, cuando comienza a escribir la Metapsicología, se trata de construir conceptos que permitan explicar las distintas formaciones de lo inconsciente, por eso se interroga sobre los mecanismos y las causas que sostienen a los síntomas, los sueños y los actos fallidos.
Se trata, en síntesis, de ir conociendo y explicando, los resortes últimos del determinismo inconsciente.
Es que, en definitiva, explicar significa, siempre, en una teoría, poder dar cuenta de aquello que se observa mediante conceptos, términos, conjeturas, hipótesis. En suma se tratará en el Psicoanálisis de explicar lo que se ve, (síntomas, sueños, actos fallidos), a partir de lo que no se ve,(explicaciones metapsicológicas). Es en este sentido que Freud se ocupa de determinados conceptos básicos en la Metapsicología, como son la pulsión, la represión, lo inconsciente, la repetición. La Metapsicología freudiana debe ser leída como un todo relacionado, vinculado. Los textos que la componen forman un conjunto, y estos deben ser leídos en tanto tal. Si esta indicación es válida para la lectura de los escritos metapsicológicos en general, se verifica especialmente en la noción de pulsión.
Como es factible observar, no es posible entender el concepto de pulsión, sin la noción de represión primordial, y esto a su vez se vincula directamente con el estatuto de lo inconsciente no-reprimido postulado por Freud en su escrito Lo Inconsciente.
Con "Tres ensayos de una teoría sexual", Freud comienza lentamente a desprenderse de una concepción de la sexualidad vinculada a la genitalidad, y de lo efectivamente vivenciado, como escena de seducción. Contrapunto planteado por esa época entre las llamadas neurosis actuales y las psiconeurosis.
A pesar de que, como sabemos, con la teoría de la vivencia sexual prematura y traumática, la ocurrencia de un hecho efectivamente vivenciado y de eficacia traumática, se encontraba en primer plano en la etiología de los fenómenos psicopatológicos. No es menos cierto que simultáneamente comenzaba a alejar a la sexualidad de toda determinación orgánica o fisiológica, cuestión que empezaría a plasmarse en 1905, con la escritura de tres ensayos para una teoría sexual. Con el divorcio de la sexualidad de la genitalidad, introducía una dimensión del cuerpo para el psicoanálisis, que queda ubicado como cuerpo erógeno.
La lógica de lo pulsional se soporta en un espacio de "trabazón" tal como lo denomina Freud al definirla como "una medida de exigencia de trabajo impuesta a lo psíquico en su trabazón con lo corporal". Con esta definición ya no se trata sólo de un borde, un límite en el cuerpo erógeno, sino también implica el gasto permanente de energía, impuesta a lo psíquico.
Es pertinente en este sentido mencionar que en la Interpretación de los Sueños, allí donde aparece el deseo pulsionante, indestructible, también Freud nos da una definición de "lo psíquico", en tanto "lo inconsciente verdaderamente real". Esta dimensión de lo inconsciente será posteriormente en 1915 lo inconsciente no-reprimido, y finalmente será el "núcleo de nuestro ser", que en El yo y el Ello coincidirá con el inconsciente estructural, ese tercer inconsciente freudiano o ello. Podría quedar expresado en el siguiente gráfico lo detallado precedentemente:
Con la noción de pulsión aparece tempranamente en la teoría, la imposibilidad por estructura, que garantice la homeostasis. Ante el impedimento para toda huida posible, al aparato sólo le quedan recursos a que apelar, destinos, mecanismos, transformaciones, sustituciones. Allí aparecen en escena los síntomas descansando en fuerzas pulsionales de carácter sexual. La pulsión deviene entonces, la única fuerza constante de los síntomas.
El psicoanálisis nace, de la mano de la histeria, allí donde se comienzan a escuchar las voces del cuerpo: un cuerpo atravesado por una sexualidad que se organiza en el sujeto; con sus propias leyes, con una lógica difusa y paradójica, que no es otra que la pulsional. Esta organización es un acto complejo. Y como en toda dimensión de acto, algo escapa al saber, vinculado a la verdad. No hay saber posible sobre la sexualidad, hay nudo, hay límite. Sujetando esta dimensión del saber, más con lo que es del orden de lo irreductible, de lo invariante, que con el despliegue de la verdad.
Desde allí algo de ese goce particular del síntoma, en un cuerpo, anuda una modalidad de satisfacción sustitutiva, paradójica y parcial. El lugar donde el síntoma articula lo pulsional, modula también esa enigmática forma de satisfacción, bajo la grafía de un goce encarnado en el cuerpo. Es así que el cuerpo sostiene un síntoma, y paga peaje. Beneficio primario del síntoma, enigmáticas tendencias masoquistas del yo, que quiebran desde lo co mpulsivo, cualquier homeostasis.
Este planteo freudiano explicitado en 1920 en "Más allá del principio de placer", sitúa la compulsión de repetición como la regla. A partir de allí ese saber supuesto en la transferencia que se relaciona con la verdad, da su vuelta y se ubica en torno a la dimensión de un saber, que se articula sólo bajo la forma de un nudo. La insistencia (compulsión de repetición) se sostiene en lo irreductible y en lo indestructible freudiano, que es solidario con la concepción de lo invariante planteada por Lacan en su Seminario 21.
Es desde está lógica que finalmente se puede sostener que el síntoma se anuda en dos dimensiones, aquella que cifra, y que se puede desplegar en la cadena asociativa, en relación a alguna dimensión de una verdad, a ser descifrada. Y su otra cara opaca, pulsional, irreductible, invariante, dominio de aquello no-reprimido inconsciente.
BIBLIOGRAFIA
Freud, S : La interpretación de los sueños, (1900). Cáp. VII, Sobre la Psicología de los procesos oníricos. Punto F. Lo inconsciente y la conciencia. La realidad. A.E. Tomo V.
Freud. S : Pulsiones y Destinos de Pulsión. (1915). A.E. Tomo XIV.
Freud, S : La Represión. (1915). A.E. Tomo XIV.
Freud, S : Lo Inconsciente. (1915). A.E. Tomo XIV.
Freud, S : Fragmentos de la correspondencia con Fliess. (1892-99). Carta 84, (1898). A.E. Tomo I.
Freud, S : La interpretación de los sueños, (1900) Cáp. VII, Sobre la Psicología de los procesos oníricos. Punto C. Acerca de la realización de deseo. A.E. Tomo V.
Freud, S: "Tres Ensayos Para una Teoría Sexual", (1905). A.E. Tomo VII.
Lacan, J : El Seminario. Libro 21, "Los No Incautos Yerran" ó "Los Nombres Del Padre" (1973-74). Primera parte Clase 2. (20/11/73).
(*) Profesora Adjunta de la Asignatura Psicoanálisis Freud cátedra II. Facultad de Psicología. UBA. Co-Directora de Proyecto UBACyT. Programación 2004-2007. Investigadora Categorizada III. Jefa del Servicio de Psicología. Facultad de Psicología.UBA.
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objetos transicionales
relato de un caso clinico
CAUSAS DEL ABANDONO EN PSICOTERAPIA
La angustia Seminario 1962-1963, de Jacques Lacan
Seminario 1962-1963, de Jacques Lacan
(Versión Crítica)
Ricardo E. Rodriguez Ponte
Sobre una Versión Crítica del Seminario 10 de Jacques Lacan L’ANGOISSE, y nuestra traducción
Algunas particularidades en la historia de la composición de esta Versión Crítica del Seminario 10 de Jacques Lacan, La angustia, entiendo, merecen mencionarse, al menos por su valor de testimonio — en el peor de los casos, testimonio de un desafortunado desvío, lo que no se verá sino más adelante, en la medida en que los lectores, el tiempo que decantando las novedades suele sedimentar los residuos no siempre utilizables, los nuevos intentos que pocas veces faltan, lo que todavía no podemos prever, fallen en sus juicios, en un sentido o en otro.
Aclaración por la que entro no sin ambigüedad, es cierto, pero sin vacilación alguna, en lo que a primera vista podría tomarse por mera, y no pertinente, anécdota personal — pero los lectores que han elegido ya de alguna manera esta Versión Crítica suelen acompañarme, al menos por un trecho, con una confianza de la que saben que difícilmente abuso.
Hace casi cuatro años comencé a traducir algunas clases de este Seminario, sin ninguna convicción acerca de su eventual utilidad y sin anticipar la continuidad de esa tarea. Es que la traducción ya existente del mismo, efectuada mucho antes por Irene Agoff y cuya publicación en fichas por la Escuela Freudiana de Buenos Aires introdujo a generaciones de lectores, me parecía, a diferencia de lo que se podía juzgar de tantas traducciones de otros Seminarios, excelente. La sigo manteniendo como referencia (en adelante remitiré a esta versión como IA).
Entre las circunstancias que me decidieron finalmente a abocarme a la realización de la presente Versión Crítica, y que tiene sentido mencionar aquí, me limitaré a las siguientes:
1) en junio de 2000 unos analistas que tenían entre sí lazos previos de trabajo y/o amistad se constituyeron como grupo de estudios y se comunicaron conmigo para estudiar precisamente este Seminario; progresivamente se estableció entre nosotros un diálogo mutuamente enriquecedor, basado en dos pilares que no siempre se dan en los grupos analíticos: la estima intelectual y la amistad que permite superar lo que suele promover eso que Lacan, con Valéry, llamaban "profesión delirante" (cf . Situación del psicoanálisis en 1956, Escritos 1, p. 461);
2) luego de varios años dedicado al estudio de los llamados "seminarios nodales" (nombre que restringe demasiado el área de su interés), por mi parte ya había decidido volver a los Seminarios de este período cuyo centro puede localizarse en el Seminario 10 si uno quiere detenerse en las consecuencias clínicas y doctrinales, para la posición de la transferencia que está por venir inmediatamente (vía sujeto supuesto saber , en el Seminario 11), de la puesta en consideración del objeto a como resto de una división, causa del deseo;
3) el año anterior, de viaje por París, me había procurado la edición de este Seminario publicada por la Association Freudienne Internationale (en adelante AFI), fuente francesa que indudablemente no era la fuente de IA, la que en el trabajo del grupo se mostró útil para resolver algunos problemas que no resolvía la traducción existente. Y bien, como quien no quiere la cosa, tanto como para acompañar el movimiento de ese grupo de estudios, casi sin darme cuenta, y en forma salteada, me encontré finalmente habiendo ya traducido las primeras 17 clases de este Seminario a partir de la versión AFI, algunas de ellas confrontadas con la versión IA.
4) Para ese entonces, ya a finales del 2002, me entero de que la página web de la école lacanienne de psychanalyse está poniendo al alcance de quienes acceden a la misma algunas estenotipias de los Seminarios de Lacan, y entre éstas, en forma completa, la llamada versión JL del Séminaire La angoisse. Para decirlo rápido, la versión JL es una especie de versión madre, la primera salida de la taquigrafía (antes del empleo habitual de los grabadores); es la que tenía Lacan en su biblioteca, sobre la que a veces anotaba o corregía algo, la que hacía copiar para algún amigo o colega, de la que se valía a la hora de transformar un Seminario, o un fragmento del mismo, en un escrito. Efectuada por una dactilógrafa y no por ninguno de los analistas presentes en el Seminario, se trata de una versión con muchos errores, pero las versiones que se derivan de ella, así como de otras fuentes, como notas de participantes en el Seminario, etc., también los tienen: corrigen algunos errores y añaden los propios — de ahí la importancia de comparar distintas versiones a efectos de establecer una verdadera Versión Crítica, cuyo proyecto empezaba a formarse en mi cabeza, a medida que me fui entusiasmando con la tarea de confrontar los distintos textosfuente y tener que decidir paso a paso.
5) Me habían dicho, por otra parte, que la fotocopia de la versión francesa de este Seminario con la que contábamos en la Biblioteca de la E.F.B.A., de la que todo indica que había sido la fuente de IA, estaba bastante borrada por el tiempo, y efectivamente, cuando fui a comprobarlo, lo estaba... pero no completamente ilegible (a falta de una adecuada clasificación de las versiones existentes a esta fuente yo la denominé durante un tiempo FF/1, pero a partir de la tarea realizada por el Cartel de Biblioteca de la E.F.B.A. de ese año, que permitió establecer que dicha versión era obra de Monique Chollet, pasé a remitir a ella como CHO ).
6) Es así que a partir de la clase 17 el texto empezó a ser establecido a partir de tres fuentes francesas: las denominadas JL, AFI y CHO, confrontadas sistemáticamente con la previa versión castellana IA... y la tarea se demostró lo suficientemente estimulante como para que concluyera la traducción del Seminario a mediados del 2003.
Pero aquí viene al caso lo que podría parecer mera anécdota personal, entremetiéndose en la comunicación "científica" (las comillas hablan). La dirección primera a un grupo de estudios fue incidiendo en que esta Versión Crítica, insensiblemente, se fuera deslizando hacia el lado del instrumento de trabajo, de ahí la abundancia de notas que remiten a otros lugares de la obra de Lacan, o a textos que éste evoca al pasar, o apuntan a resolver rápidamente posibles desconocimientos del lector cuya solución requeriría un tiempo que quizá conviene emplear en otra cosa. Ahora bien, debo confesar que a mí, antes de esto que se fue dando sobre la marcha y sin deliberación previa de mi parte, me disgustaba muchísimo ver que el texto de un autor, Lacan en este caso, sufriera la intromisión del texto del traductor o del comentarista. También, con el mismo ánimo, reprobaba, y así lo escribí alguna vez, cierto tipo de notas que no tenían en cuenta que "al lector medianamente culto a quien se dirige este texto (el Seminario de Lacan en cuestión) no le hace falta que se le recuerde, por ejemplo, que el señor Teste es un personaje de un libro de Paul Valéry". 1
El lector de la presente Versión Crítica se percatará en seguida de lo poco fiel que he sido a esa preceptiva... de la que por otra parte no reniego. Y sin embargo... también reconozco, al menos por el momento, que no estoy disconforme con el resultado, y no sólo eso, sino que pude comprobar que, igualmente sin deliberación previa de mi parte, esa novedad en mi modo de establecer y traducir fue infiltrando mi otra Versión Crítica entonces en curso, la del Seminario 8, que había suspendido por razones personales en la clase 21, a finales del ’99, pero que concluí el año pasado, luego de que en el interín también me hubiese procurado nuevas fuentes, sobre lo que informo en el Prefacio correspondiente. 2
Me encontraba así a la vez conforme y perplejo, lo que, confieso, no me pesaba demasiado, cuando una relectura más, de las tantas, del escrito de Lacan titulado La instancia de la letra... me permitió considerar el trabajo efectivamente realizado, que no era el que creía estar haciendo, en todo caso no el que creía que convenía hacer, desde otra perspectiva. He aquí el párrafo de ese escrito en el que quizá podría fundamentar après coup lo que finalmente resultó de las antedichas circunstancias; no es otro que el que lo introduce, y en el que también se trata de las razones, esta vez las del propio Lacan, para abandonar un punto de vista:
Si el tema de este volumen 3 de La Psychanalyse me pedía esta contribución, debo esta deferencia a lo que va a descubrirse en él, introducirla situándola entre lo escrito y la palabra: estará a medio camino.
Lo escrito se distingue, en efecto, por una prevalencia del texto, en el sentido que se verá tomar aquí a ese factor del discurso, — lo que en él permite ese apretamiento que para mi gusto no debe dejar al lector otra salida que su entrada, que yo prefiero difícil. No será éste pues un escrito en mi sentido.
La propiedad que concedo al hecho de alimentar mis lecciones de seminario con un aporte inédito cada vez, me ha impedido hasta ahora dar semejante texto, salvo para alguna de ellas, por lo demás cualquiera en su continuidad, y al que aquí sólo es válido referirse para la escala de su tópica.
Pues la urgencia de que hago ahora pretexto para abandonar ese punto de vista no hace sino recubrir la dificultad de que, al sostenerla en la escala en que debo aquí presentar mi enseñanza, ésta no se aleje demasiado de la palabra, cuyas medidas diferentes son esenciales para el efecto de formación que busco.3El lector de esta Versión Crítica juzgará si, como creo, como quiero creer, lo que más arriba yo llamaba "intromisión del texto del traductor" devuelve "un aire de palabra" a lo que de todos modos, como enseñanza, se transmite finalmente por el escrito. 4 En todo caso, este pasaje a otra escena podría servir al menos para recordar que al principio hubo una. A este fin obedece también, esta vez deliberadamente, que, a diferencia de lo que parece ser el criterio, tácito, de los traductores para la edición de Paidós de los Seminarios, yo traduzca siempre el vous de Lacan por el "vosotros" o el "ustedes", y no por el "usted", manera de recordar que Lacan se dirigía originalmente a una audiencia, y no a un lector — lo que no convendría olvidar en el momento de la lectura.
7) Concluida la traducción del Seminario llegó a mis manos una nueva fuente francesa: la versión crítica establecida por Michel Roussan (en adelante ROU), sobre cuyas características informaré más adelante pero entre las que destaco la siguiente. La versión JL, y como fue evocado al pasar, antes de llegar a las manos del lector de hoy, ha pasado por muchas manos, y algunas de ellas han dejado sus marcas en la copia que fue original para la copia siguiente: subrayados, palabras añadidas que a ese lector anónimo le pareció que faltaban, supresión de fragmentos que a ese u otro lector le parecían apócrifos o mal establecidos. Pero se daba además la circunstancia de que este Seminario sobre La angustia fue uno de los pocos, si no el único, en el que Lacan puso su mano regularmente sobre su copia de la versión mecanografiada. Aisladamente consideradas, estas correcciones manuscritas que Lacan efectuó en su copia (y que hoy nos llegan entremezcladas con las intervenciones manuscritas de otros lectores), no parecen demasiado decisivas: suelen limitarse a eliminar una repetición, transformar una coma en una conjunción, añadir una palabra que precisa el sentido de la frase... Pero la constancia de que Lacan ha pasado por ahí, para modificar el texto o simplemente para dejarlo tal como estaba, proporciona indudablemente a esta versión una confiabilidad de la que carecen las demás y que verosímilmente no alcanzará la futura, en todo caso eventual, que proponga el texto establecido por JacquesAlain Miller. Ahora bien, no es la menor virtud de la versión ROU la de señalar cuáles de las mencionadas intervenciones manuscritas en la dactilografía son de Lacan, pero es la que nos decidió a rehacer completamente la Versión Crítica de este Seminario desde el comienzo.
Lo que sigue, es el resultado.
Las palabras entre llaves son siempre interpolaciones de la traducción, o palabras en el idioma del original que este traductor ha juzgado que no convenía que fueran ignoradas por el lector. Dado que esta Versión Crítica se basa en diversos textosfuente, siendo uno de éstos él mismo una transcripción crítica, habitualmente, aunque no siempre, hemos juzgado oportuno que el lector tuviera a mano las variantes textuales, de manera que pueda reflexionar y juzgar respecto de cuál hubiera sido su propia elección de haber estado en mi lugar. Para indicar las palabras o fragmentos que ofrecen variantes, nos hemos valido de asteriscos {* *}, los que encierran los casos que dan lugar a variantes, yendo las mismas al sector de las notas. Reservamos los corchetes, siguiendo una práctica ya establecida en la traducción de otros seminarios, para cuando llegue el momento de confrontar lo que hayamos establecido con el texto que tarde o temprano publicará JacquesAlain Miller en las Éditions du Seuil y luego traducirá Paidós. Por la ya dos veces mencionada excelencia de uno de nuestros textosfuente, han sido mínimas las decisiones de puntuación que este traductor ha debido tomar en este caso. Cuando implican consecuencias de sentido, son informadas.
He optado por la numeración corrida de las páginas de cada sesión del Seminario, pero no del Seminario en su conjunto, en la expectativa de que si más adelante aparecieran nuevos textosfuente sería menos engorroso ir perfeccionando parcialmente esta versión. Cada modificación sustantiva de esta traducción en el futuro será anunciada por la Biblioteca de la E.F.B.A. por los medios a su alcance, indicándose entonces, al final de cada clase, los nuevos textosfuente incorporados.
mayo de 2004
Publicado en mayo del año pasado, en París, el texto establecido por JacquesAlain Miller por las Éditions du Seuil, y recién llegado a mis manos, inicio la confrontación del mismo con el texto ya establecido por esta Versión Crítica.
julio de 2005
Notas
1 Ricardo E. RODRÍGUEZ PONTE, «Sobre una Versión Crítica del Seminario 9 de Jacques Lacan, L’identification, y nuestra traducción», Prefacio para dicha Versión Crítica, mayo de 1999.
2 Jacques LACAN, Seminario 8, 1960 - 1961, La transferencia en su disparidad subjetiva, su pretendida situación, sus excursiones técnicas, corregido en todas sus erratas, Versión Crítica de Ricardo E. Rodríguez Ponte para circulación interna de la Escuela Freudiana de Buenos Aires.
3 Jacques LACAN, «La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud», en Escritos 1, Siglo Veintiuno Editores, México, 1984, p. 473. He modificado ligeramente la traducción.
4 ¿Pero acaso no es ya en las marcas escriturales (añadidos, supresiones, subrayados) que dejaron los primeros lectores de la dactilografía (y uno de esos primeros lectores, recordémoslo, fue el propio Lacan), que podemos leer que ya entonces se trataba de un diálogo en el que otra voz era invocada por la palabra transcripta?
Anexo 1:
FUENTES PARA EL ESTABLECIMIENTO DEL TEXTO, TRADUCCIÓN Y NOTAS DEL SEMINARIOJL | Jacques LACAN, L’angoisse, Séminaire 1962-1963. Lo que Lacan hablaba era recogido por una taquígrafa, luego decodificado y dactilografiado, y el texto volvía a Lacan, quien a veces, como es precisamente el caso de este Seminario en particular, lo revisaba y lo corregía. De dicho texto se hacían copias en papel carbónico y luego fotocopias. La versión dactilografiada que utilizamos como fuente para esta Versión Crítica se encuentra reproducida en el sitio http://www.ecole-lacanienne.net/index.php3, página web de l’école lacanienne de psychanalyse.
ROU | Jacques LACAN, L’angoisse, dit "Séminaire X", Pro noncée à Ste. Anne en 1962-1963, Paris, 2003. Por razones de índole legal, los autores de las transcripciones no se identifican a sí mismos. No obstante, esta versión se atribuye con suficientes razones a Michel Roussan, quien efectuó un notable trabajo de transcripción y aparato crítico a partir de varios textosfuente, entre ellos la dactilografía y notas de asistentes al Seminario, como Claude Conté, Françoise Doltó, Ginette Michaud, Jean Oury, MarieClaire BoonsGrafé, y probablemente Wladimir Granoff, Piera Aulagnier y François Perrier. Esta transcripción crítica destaca también que en la versión dactilografiada de este Seminario La angustia encontramos, entre los muchos añadidos manuscritos sobre y en los márgenes de la dactilografía que tras muchas copias y copias de copias llamamos JL, y con alguna posibilidad de identificarlos, las anotaciones manuscritas y correcciones del propio Lacan.
AFI | Jacques LACAN, L’angoisse, Séminaire 1962-1963. Publication hors commerce. Document interne à l’Association freudien ne internationale et destiné a ses membres. Paris, 1998.
CHO | Jacques LACAN, L’angoisse, Séminaire 1962-1963. Esta fuente fotocopiada, atribuída a M. Chollet, se encuentra en la Biblioteca de la E.F.B.A. codificada como CG181/1 y CG181/2.
IA | Jacques LACAN , Seminario 10, La angustia, impreso exclusivamente para circulación interna de la Escuela Freudiana de Buenos Aires, Traducción: Irene M. Agoff, Revisión Técnica: Equipo de Traductores de la E.F.B.A. y la colaboración de Isidoro Vegh y Juan Carlos Cosentino. Esta versión publicada originalmente en fichas, cuya fuente francesa es presuntamente CHO, se encuentra en la Biblioteca de la E.F.B.A. codificada como C0698/01.
JAM/S — Jacques LACAN, LE SEMINAIRE livre X, L’angoisse, 1962-1963, texte établi par JacquesAlain Miller, Éditions du Seuil, Paris, 2004.
Si posteriormente aparecieran nuevos textosfuente que justificaran la revisión parcial o total de esta Versión Crítica, se indicarán al final de cada clase del Seminario.
Anexo 2:
ÍNDICE DE LAS CLASES DEL SEMINARIO
- Clase 1, del 14 de Noviembre de 1962
- Clase 2, del 21 de Noviembre de 1962
- Clase 3, del 28 de Noviembre de 1962
- Clase 4, del 5 de Diciembre de 1962
- Clase 5, del 12 de Diciembre de 1962
- Clase 6, del 19 de Diciembre de 1962
- Clase 7, del 9 de Enero de 1963
- Clase 8, del 16 de Enero de 1963
- Clase 9, del 23 de Enero de 1963
- Clase 10, del 30 de Enero de 1963
- Clase 11, del 20 de Febrero de 1963
- Clase 12, del 27 de Febrero de 1963
- Clase 13, del 6 de Marzo de 1963
- Clase 14, del 13 de Marzo de 1963
- Clase 15, del 20 de Marzo de 1963
- Clase 16, del 27 de Marzo de 1963
- Clase 17, del 8 de Mayo de 1963
- Clase 18, del 15 de Mayo de 1963
- Clase 19, del 22 de Mayo de 1963
- Clase 20, del 29 de Mayo de 1963
- Clase 21, del 5 de Junio de 1963
- Clase 22, del 12 de Junio de 1963
- Clase 23, del 19 de Junio de 1963
- Clase 24, del 26 de Junio de 1963
- Clase 25, del 3 de Julio de 1963
Anexo 3:
TEXTOS DE JACQUES LACAN, PUBLICADOS Y NO PUBLICADOS, CORRESPONDIENTES AL PERÍODO DEL SEMINARIOA continuación proporcionaré, dentro de lo posible en orden cronológico, la lista de los textos de Jacques Lacan correspondientes al período comprendido entre el 27 de Junio de 1962, fecha de la última clase del Seminario 9, La identificación, y el 15 de Enero de 1964, fecha de la primera clase del Seminario 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Los asteriscos indican la fuente y la traducción, cuando la hay. Esta lista podría enriquecerse en el futuro: 5
* Lettre de Jacques Lacan à Serge Leclaire
- 7 de Enero de 1963.
- * Extracto aparecido en: Élisabeth ROUDINESCO, La bataille de cent ans. Histoire de la psychanalyse en France, 2. 1925-1985, Paris, Seuil, 1986, p. 346.
* Lettre de Jacques Lacan à Serge Leclaire
- 24 de Junio de 1963.
- * Extracto aparecido en: Élisabeth ROUDINESCO, La bataille de cent ans. Histoire de la psychanalyse en France, 2. 1925-1985, Paris, Seuil, 1986, p. 356.
* Lettre de Jacques Lacan à Paula Heimann
- 27 de Junio de 1963.
- * Extracto aparecido en: Élisabeth ROUDINESCO, La bataille de cent ans. Histoire de la psychanalyse en France, 2. 1925-1985 , Paris, Seuil, 1986, pp. 356357.
* Lettre de Jacques Lacan à Serge Leclaire
- 10 de Noviembre de 1963.
- * L’excommunication (supplément à Ornicar?), 1977, nº 8, p. 91.
- * Pastout Lacan, en http://www.ecole-lacanienne.net/
* Carta de Jacques Lacan a Serge Leclaire, en JacquesAlain MILLER, Escisión, Excomunión, Disolución. Tres momentos en la vida de Jacques Lacan, Ediciones Manantial, Buenos Aires, 1987, p. 176.
* Le séminaire des NomsduPère
- SainteAnne, seminario del 20 de Noviembre de 1963.
- * Annuaire de l’École pratique des hautes études (Section sciences économiques et sociales), Résumes du séminaire, 19641968 (sous le titre: «Les NomsduPère»), 1963, fascicule 2, pp. 318.
- * Très court extrait dans L’excommunication (supplément à Ornicar?), 1977, nº 8, pp. 110111.
- * Bulletin de l’Association freudienne, 1985, nº 12 (sous le titre: «Séminaire du 20 novembre 1963»), pp. 35; 1985, nº 13 (sous le titre: «Séminaire du 20 novembre 1963 (suite)»), pp. 36.
- * Les Noms du Père, en Jacques LACAN, Petits écrits et conférences, 19451981, Código en la Biblioteca de la E.F.B.A.: CG254.
- * Les NomsduPère, Groupe de Travail Lutecium, en http://new.lutecium.org/Jacques_Lacan/transcriptions/ndp_00/ndp_00.htm
- * Pastout Lacan, en http://www.ecole-lacanienne.net/
* 20 de noviembre de 1963. Jacques Lacan: Seminario de los Nombres del Padre, en JacquesAlain MILLER, Escisión, Excomunión, Disolución. Tres momentos en la vida de Jacques Lacan, Ediciones Manantial, Buenos Aires, 1987, p. 191.
* El Seminario de Jacques Lacan. "Los nombres del padre", traducción de Judith Jamschon y Héctor Rúpolo, Fichas de la E.F.B.A., Serie de circulación interna, Ficha Nº 1006, Noviembre 1985.
* Lettre de Jacques Lacan à Louis Althusser
- 21 de Noviembre de 1963.
- * Magazine littéraire, novembre 1992, nº 304, p. 49.
- * Parue sous le titre: «1. Jacques Lacan à Louis Althusser», dans Louis Althusser, Écrits sur la psychanalyse. Freud et Lacan, textes réunis et présentés par Olivier Corpet et François Matheron, Stock/Imec, 1993, pp. 271272.
- * Pastout Lacan, en http://www.ecole-lacanienne.net/
* Lettre de Jacques Lacan à Louis Althusser
- 1º de Diciembre de 1963.
- * Magazine littéraire, novembre 1992, nº 304, p. 50.
- * Parue sous le titre: «3. Jacques Lacan à Louis Althusser», dans Louis Althusser, Écrits sur la psychanalyse. Freud et Lacan, textes réunis et présentés par Olivier Corpet et François Matheron, Stock/Imec, 1993, p. 276.
- * Pastout Lacan, en http://www.ecole-lacanienne.net/
* Deux lettres de Jacques Lacan à Robert Pujol - 1963.
* Lettre de Jacques Lacan à Louis Althusser
- 6 de Enero de 1964.
- * Parue sous le titre: «6. Jacques Lacan à Louis Althusser», dans Louis Althusser, Écrits sur la psychanalyse. Freud et Lacan, textes réunis et présentés par Olivier Corpet et François Matheron, Stock/Imec, 1993, pp. 298.
- * Pastout Lacan, en http://www.ecole-lacanienne.net/
* Intervention sur l’exposé de F. Carcano: «Morale tradizionale e Societa Contemporanea»
- Colloque «Technique et casuistique», Université de Rome, 7-12 de Enero de 1964.
- * Archivio di Filosofia Tecnica e Casistica, Padova, Cedam, 1964, p. 106.
* Intervention sur l’exposé de R. Marlé: «Casuistique et morales modernes de situation»
- Colloque «Technique et casuistique», Université de Rome, 7-12 de Enero de 1964.
- * Archivio di Filosofia Tecnica e Casistica, Padova, Cedam, 1964, p. 117.
* Intervention sur l’exposé de P. Ricoeur: «Technique et nontechnique dans l’ interprétation»
- Colloque «Technique et casuistique», Université de Rome, 7-12 de Enero de 1964.
- * Archivio di Filosofia Tecnica e Casistica, Padova, Cedam, 1964, p. 44.
* Intervention sur l’exposé de A. de Waelhens: «Note pour une épistémologie de la santé mentale»
- Colloque «Technique et casuistique», Université de Rome, 7-12 de Enero de 1964.
- * Archivio di Filosofia Tecnica e Casistica, Padova, Cedam, 1964, pp. 8788.
* Du Trieb de Freud et du désir du psychanalyste
- Colloque «Technique et casuistique», Université de Rome, 7-12 de Enero de 1964.
- * Archivio di Filosofia Tecnica e Casistica, Padova, Cedam, 1964, pp. 5153 et pp. 5560.
- * Écrits, Paris, Seuil, 1966, pp. 851854.
* Del Trieb de Freud y del deseo del psicoanalista, en Escritos 2, décimo tercera edición en español, corregida y aumentada, Siglo Veintiuno Editores, México, 1984, pp. 830833. Traducción de Tomás Segovia.
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